El árnica es una planta que se ha utilizado como remedio popular desde antiguo en los países de donde es originaria, principalmente Centro Europa, el Sur de Rusia y Asia Central.
En la medicina homeopática, las preparaciones con árnica se conocen desde hace cientos de años, empleándose para muy diversos fines. La parte más utilizada son las flores, semejantes a las margaritas pero de color amarillo brillante. Estas son recolectadas entre junio y agosto y son desecadas para su posterior uso. En algunas zonas de Europa es una especie protegida.
Componentes y propiedades:
Las lactonas sesquiterpénicas, especialmente la helenalina, son las responsables de la acción antiinflamatoria de esta planta. Los extractos de árnica han demostrado también una actividad analgésica, antiagregante plaquetaria, antihistamínica y antibacteriana.
Otros principios activos son el aceite esencial, flavonoides, ácido cinámico y sus derivados, cumarinas y xantofilas.
Indicaciones:
El empleo de árnica provoca un aumento del flujo sanguíneo en la zona expuesta. Su utilización, exclusivamente por vía externa, contribuye a mejorar golpes y contusiones, torceduras, inflamaciones producidas por picaduras de insectos, alteraciones musculares, dolores articulares de carácter reumático, flebitis superficial, eccema y acné.
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